Este domingo, primer Día de la Familia celebrado en México, Juan Pablo II, a pesar de su estado de salud, se hizo presente mediante un telegrama que fue leído por el cardenal Norberto Rivera Carrera en la misa que celebró en la catedral metropolitana de esta ciudad.CIUDAD DE MÉXICO, lunes, 7 marzo 2005 (ZENIT.orgEl Observador).- Este domingo, primer Día de la Familia celebrado en México, Juan Pablo II, a pesar de su estado de salud, se hizo presente mediante un telegrama que fue leído por el cardenal Norberto Rivera Carrera en la misa que celebró en la catedral metropolitana de esta ciudad. En el telegrama, firmado por el cardenal Secretario de Estado Angelo Sodano, el Papa saludó a los organizadores de esta iniciativa y les alentó «a promover en el seno del hogar los valores humanos y cristianos que lo hacen no solamente un lugar de acogida generosa de la vida, sino también la primera e insustituible escuela de convivencia, participación y solidaridad, en la que se transmite la fe y se cultiva el sentido cristiano de la existencia». Asimismo, el Papa exhortó a los mexicanos y, especialmente a las comunidades cristianas, a tomar conciencia de los problemas que afectan a tantas familias, «de modo que no falte a cada hogar la ayuda necesaria, espiritual y material, para cumplir dignamente su cometido como célula básica de la sociedad y como ‘iglesia doméstica’ en la que se ha de cultivar un auténtico respeto de la vida humana en cada una de sus fases». El telegrama termina impartiendo la Bendición Apostólica y haciéndola extensiva a todas las familias de México. El Día de la Familia ha experimentado una buena acogida entre los mexicanos, país en el que siete de cada diez familias conservan su estructura normal de padre, madre e hijos. En los últimos años están aumentando los núcleos monoparentales, en los que la mujer es la cabeza, a causa de la migración de los hombres a Estados Unidos o de la separación.

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