Multitudinario apoyo a la familia, MÁS DE UN MILLÓN de personas acudieron a la llamada del Foro Español de la Familia; en un acontecimiento con pocos precedentes en convocatorias de esta clase.
A pesar del calor, que superaba los treinta y cinco grados a pleno sol, los manifestantes empezaron a llegar desde las cuatro de la tarde, dos horas antes de la hora prevista para el comienzo de la marcha. Venían de toda España, pero los primeros que llegaron a Cibeles eran valencianos. «La familia que mira p´ alante y el Zerolo que mira p´ atrás», cantaba un grupo de un centenar de jóvenes nada más bajar de los autobuses.
Los primeros carteles («Matrimonio = padre + madre») en medio de una plaza aún vacía no permitían, aún, adivinar lo que vendría poco después. Benigno Blanco, vicepresidente del Foro de la Familia, la organización que convocó la manifestación, también llegó temprano. Junto a un nutrido grupo de organizadores, se le veía poco después de las cuatro dando las últimas instrucciones para que todo marchara según lo previsto. Poco a poco, casi de manera imperceptible, la gente fue llegando hasta la céntrica plaza madrileña. En autobuses, en coche, a pie… en pequeños o grandes grupos, en familia o entre amigos. Desde Alcalá, desde el Paseo del Prado… Todas las vías de alrededor empezaron a vomitar gente. Y de pronto, como una mano que cierra sus dedos, las calles se cerraron en un puño hasta que en Cibeles ya no cabía nadie. A las cinco de la tarde, una hora antes de lo previsto, los manifestantes ya empezaban a llenar la distancia que va desde Cibeles hasta la puerta de Alcalá… Por esa misma arteria, pero hacia el otro lado, hacia Sol, destino final de la marcha, la Policía y el servicio de orden lo preparaban todo para la triple cabecera de la manifestación: la primera para los obispos, la segunda para los políticos y la tercera para las numerosas asociaciones civiles que quisieron dejar ayer su testimonio. «Por el derecho a tener un padre y una madre», rezaban muchos carteles. «Familia, unida, jamás será vencida» decía una pancarta que transportaban seis niños. «El que ataca a la familia no sabe lo que hace porque no sabe lo que deshace», se leía en una tercera. El eslogan oficial «La familia sí que importa», se mezclaba con cientos de otros, caseros casi todos, que trufaban de carteles y de color la auténtica marea humana que ya ocupaba toda la calle, hasta donde alcanzaba la vista. «Zapatero, multiplícate por cero», podía leerse en un cartel en el que también había un dibujo de Bart Simpson. Y junto a las pancartas, los gritos. «No al desmadre, queremos padre y madre» jaleaba un grupo de mujeres recién llegado de Baeza. Altavoces a todo volumen repetían las consignas, pero también música. Incluso hubo quien, a pesar del calor, se animó a echar un baile…