Menos familias numerosas, más parejas sin hijos y mayor número de personas que viven solas están cambiando la radiografía de los hogares españoles. Uno de cada cinco domicilios está compuesto actualmente por un solo miembroSe veía venir desde hacía unos años: cada vez hay más españoles que viven solos, menos familias numerosas y cada día existe mayor número de parejas que deciden no tener hijos, hasta el punto de que este modelo familiar es el más numeroso de la sociedad. Los últimos datos recabados por el Instituto de Política Familiar (IPF), a partir de cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), no hacen más que confirma una tendencia que ya se conocía pero a la que se aportan nuevos matices.
El espectacular crecimiento experimentado por los hogares en los que vive solo una persona (se han duplicado desde 1981) no sólo hay que achacarlo a jóvenes que quieren mantener su independencia y a mayores de 65 años que por imperativos de la vida se quedan viudos o viudas durante años, debido al aumento de la esperanza de vida sobre todo para las mujeres. También hay que tener en cuenta, según el IPF, que el incremento de las rupturas de pareja -137.451 en 2007- está provocando que muchos separados y divorciados inicien una nueva vida sin compañía. De hecho, en el 50 por ciento de los 2,8 millones de hogares solitarios están ocupados por menores de 65 años. Se trata sobre todo de hombres, porque tras una separación son menos las mujeres que afrontan su vida en soledad, ya que la mayor parte convive con los hijos. Con uno u otro perfil, la realidad es que uno de cada cinco hogares españoles está conformado por un solo miembro.
La crisis frenará las rupturas
Pero este fenómeno podría dar un giro a causa de la crisis económica, como prevé el presidente de IPF, Eduardo Hertfelder. «Las rupturas familiares -explica- podrían estancarse ya que las parejas se plantean los costes económicos que ello conlleva, cada cónyuge piensa dónde va a vivir solo… Con la ruptura, la pareja considera cómo asumir unos gastos que antes compartían entre dos. Por eso, muchos matrimonios se lo van a pensar dos veces antes de divorciarse».
En definitiva, se está produciendo un vaciamiento de los hogares españoles. Un fenómeno que no sólo se explica por el aumento de personas que viven solas, sino también porque se ha desplomado el número de familias numerosas: sólo en el 7 por ciento de las viviendas hay cinco o más miembros que comparten el mismo techo. Sin embargo, en 1980, suponían el 29 por ciento de los hogares.
Y es que la baja natalidad está en el trasfondo de estos nuevos perfiles familiares. Somos los europeos con menos nacimientos hasta el punto que ahora ni siquiera se alcanza el reemplazo generacional, pues el índice se sitúa en 1,3 hijos por mujer. «Y los repuntes de natalidad de los últimos años gracias a los inmigrantes también se estancarán, porque con la crisis llegarán menos extranjeros», apunta Hertfelder.
Ante estas cifras, no es de extrañar que las parejas sin hijos se hayan convertido en los hogares más numerosos en nuestro país (3,5 millones). Los siguientes en esa lista son las parejas que tienen un sólo vástago (3,4 millones). Sin embargo, el peso de las familias con tres hijos es residual, apenas suman 600.000.
Por otro lado, se mantiene un aumento del número de hogares (16 millones en 2007, mientras que eran 11 millones en 1991). Pero eso no significa que exista un reflejo en el número de personas que los habita. Por el contrario, los hogares cada vez poseen menos miembros: mientras en 1981 cada familia estaba integrada por casi cuatro personas, ahora no llega a tres (2,7). Una caída vertiginosa para la pirámide poblacional.
M. J. PÉREZ-BARCO