Siempre he defendido que existen personas que sobresalen del resto por sus acciones. Por ello comparto con Don Quijote la siguiente sentencia que pronunció a su fiel escudero: «Sábete Sancho, que no es un hombre más que otro, si no hace más que otro». Hoy en día, donde todo va deprisa y tenemos tantas ocupaciones, se pone más de manifiesto la existencia de esas personas que, con habilidad, naturalidad pero también esfuerzo, hacen cosas que las convierten en más que el resto. Hay muchos tipos de estas personas, pero hoy quiero llamar la atención sobre las madres de familias numerosas. Quizás sea porque conozco a varias y cada una de ellas merece «quitarse el sombrero». Unas son empleadas de banca, maestras, doctoras, abogadas, administrativas o se dedican íntegramente a su hogar, pero todas tienen unos atributos que me producen admiración. Son comprensivas y equitativas, capaces de entender a cada uno de la familia en su mismidad; son eficaces organizadoras, capaces de pensar, hacer y prever varias cosas a la vez; son excelentes gestoras de la economía, capaces de llegar a final de mes con sueldos cada vez más bajos. En definitiva, hacen cosas que tienen un valor humano y sobrenatural difícil de igualar.
Por todo ello, quiero mostrar mi reconocimiento y admiración a todas las madres de familias numerosas.

 
FERNANDO HERNÁNDEZ | VALENCIA

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